Ayer el cartero dejó en el buzón de casa el último libro de poemas de la artista Adriana Davidova. Nacida en Sofía (Bulgaria), Adriana es escritora, actriz, directora y guionista de cine, además de hija de una poeta admirable, Zhivka Baltadzhieva, de la que he presentado algún libro y que también es vecina mía. A veces me los encuentro por la calle, a Zhivka, a Adriana, al marido de esta, Liberto Rabal, el nieto de Paco Rabal, del que volví a ver hace unos días "Los santos inocentes", dirigida por Mario Camus, un estimable director de cine que ha fallecido recientemente y del que yo siempre recordaré "La colmena" y también "Los pájaros de Baden Baden", una película tan imperfecta como fascinante, y que se basa en un relato de Ignacio Aldecoa. Me puse a leer a Aldecoa después de ver esta película. Yo era joven, y la película romántica y libertaria. Ahora me tengo que ir a clase y no voy a hablar del libro de Adriana porque no lo he leído, salvo algunos poemas sueltos sobre un mundo roto y desgarrado por la pandemia, pero más adelante nos acompañará en la tertulia del Café Gijón, como en otras ocasiones (la última, en la tercera foto).
Me iré caminando lenta y tranquilamente a clase, pensando en lo que voy a contar a mis alumnos, ya sin mascarilla, y escuchando en los auriculares la música de Antón García Abril para la película de Camus, del estilo de Francis Lai o Claude Lelouch, muy de la época, de aquella época.
Es la vida, tan parecida al cine y la literatura, al menos la mía, como los pájaros de Baden Baden:
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