miércoles, 27 de octubre de 2021

"La niña escribienta".

Luisa Ballesteros Rosas, escritora y profesora de la CY Cergy París Université, nació en un pueblecito de Colombia, en Boadita, donde creció con una absoluta libertad, rodeada de naturaleza. En aquel pequeño pueblo fundado hacia 1600 daban mucha importancia a la educación y a la cultura. Su abuelo descendía de una familia de los fundadores de Boadita, y en su primera novela, "Cuando el llanto no llega", Luisa habla de ello y regala a su protagonista sus aventuras de infancia, incluidas sus sensaciones y vivencias cuando se quedó huérfana de madre a la edad de cinco años. A pesar de no ser muy consciente de lo que representaba aquella ausencia, llevará con ella recuerdos imborrables. Al principio, se comportará como cualquier otra niña, sin parar de jugar, pero de pronto entrará en una especie de mutismo, y únicamente volverá a hablar cuando empiece a ir a la escuela. Un día, después de realizar correctamente los ejercicos de lengua, se dirigirá corriendo a su padre para enseñárselos. El padre estaba charlando en ese momento con uno de sus obreros, y este, después de ver los ejercicios de Luisa, exclamó: "¡La niña Luisa va a ser escribienta!"

Con los años se instaló en París, en 1980, y la conocimos ayer, en la tertulia del Café Gijón, como escritora, como profesora, como mujer que habla de otras mujeres escritoras. Nos contó sus primeros años en París, en el Liberty Hotel, de cómo debía trabajar cuidando a una niña. Nos habló de su entrada en la Sorbona, en cómo fue subiendo la escalera de la enseñanza y la investigación. Nuestra psicóloga y escritora Elena Gayán nos sirvió de cicerone y yo disfruté con Luisa, con su serenidad, sus conocimientos y su sencillez, con los poemas que se recitaron al final (en las fotos está Luisa en París, Elena en Mallorca, Mariola en México y 31 personas escuchando hablar de la vida y la literatura). María José Muñoz Spínola recitó el poema "Día de invierno", que en este pequeño video de Youtube lee la propia Luisa:
 
 
Es lo que tiene la literatura, su carácter maravillosamente evocador de otros mundos, y es lo que tiene la tertulia de literatura del Café Gijón.
 




 

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