"Narciso se conoció a sí mismo después de contemplar su imagen; pero Ahab, por el contrario, recupera la cordura en el instante en el que se da cuenta de que algo diferencia a la persona del reflejo. En ese momento de autorreconocimiento, expresa el verdadero problema de la autenticidad que también plantea el mito de Narciso. Ahab no sabe quién es realmente porque lleva años detrás de una máscara, pero ya no puede volver atrás y acaba tan perdido como al principio" ("Moby Dick. Alegoría y mito", p. 33).
Me apetecía ir a la "presentación" del ensayo de María José Martín Velasco sobre Moby Dick y el simbolismo grecolatino en la librería Pérgamo, en pleno barrio de Salamanca. Siempre resulta agradable escuchar a una catedrática de griego que habla con una gran paz, serenidad y conocimiento de Melville, Plutarco, Homero, etc., a un matemático que también se licenció en filosofía y que fue profesor en el mítico instituto Beatriz Galindo (me refiero a Ricardo Moreno) y a la poeta y filóloga inglesa de Zaragoza Aitana Monzón que, a pesar de su juventud, sabe de lo que habla. Justo hijo y Paqui se llevaron dos libros y yo intervine en dos ocasiones. Y a mi derecha nos acompañó otro miembro de mi tertulia literaria, de la que se ve el abanico en una de las fotografías Concepción Heras. Había gente joven entre el público, y esto siempre me agrada, el hecho de que a algunos jóvenes les siga llamando la atención la primera frase de la novela, una de las más conocidas de la historia de la literatura, la de "Llamadme Ismael". Y se habló de Cervantes, de Shakespeare, de Antígona y Creonte y la tragedia griega y los cuadros de Poseidón y Anfitrete, un fresco romano de Pompeya, del siglo I d C, de Eco y Narciso de Waterhouse o de la Sirena encantando a los marineros, del Bestiario de Salisbury. Y del color blanco como simbología y del autor y el narrador, y del significado que, actualmente, pueda tener "Moby Dick" y su influencia en la literatura posterior. Cité a Sterne, Pynchon y DeLillo. Y todo gracias a que Pérgamo, una librería que se fundó en 1946, volvió a abrir sus puertas en septiembre pasado tras cerrarlas a primeros de 2022. Sus propietarias, las hermanas Lourdes (80 años) y Ana Serrano (72), que regentaron el negocio de sus padres se jubilaban, a lo que se unía la paulatina disminución de la venta de libros en papel. Pero Jorge F. Hernández se ha hecho cargo de una librería a la que iba desde que era pequeño. "Se trata de que los fantasmas continúen deambulando entre los estantes, que son maravillosos", le he leído por alguna parte. Yo también fui a menudo cuando di clase de literatura en la Universidad de Mayores del CEU que estaba al lado, en Claudio Coello. Llamé a la asignatura "Los grandes libros de la literatura universal", y "Moby Dick" estaba entre ellos, por supuesto. Todavía recuerdo las caras de felicidad de aquellos hombres y mujeres de cierta edad cuando les hablaba con pasión, ¿un profesor puede hablar de otra forma?, de esta y otras novelas inmortales.
Esta escena de la película del año 1956 dirigida por John Huston e interpretada por Gregory Peck, que vi de pequeño en la TV, aún me sigue fascinando:
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