La mitología es el origen de la literatura. "Moby Dick" es una de las novelas fundacionales de la literatura norteamericana. Cuando hice la carrera de Literatura Comparada no pude cursar la asignatura de "Mitocrítica" por motivos de horario, así que al año siguiente fui de oyente a las clases de la filóloga clásica Pilar Saquero, que falleció demasiado pronto, y a la que dediqué uno de mis "Cuentos de los otros" (2017). Todo esto quizá influyera en el hecho de que María José Martín Velasco y yo nos encontráramos en las redes sociales ese mismo año 2017. Ella es catedrática de griego en un instituto de Santiago de Compostela y profesora asociada de la Universidad de Santiago, y una enamorada de los mitos, como yo, y de la novela de Herman Melville. Ha estado varios años escribiendo el libro "Moby Dick: alegoría y mito" y lo ha publicado en este 2023. Hace poco me comentó la posibilidad de presentarlo en mi tertulia literaria (ha sido miembro de la tertulia en línea cuando empezó la pandemia), pero como ya se había acabado por este curso, hoy lo va a presentar en Madrid, a las 19.30, en la librería Pérgamo de la calle General Oráa 24.
A partir de las referencias a los dioses, a autores concretos y obras de arte, María José muestra hasta qué punto Melville se empapó de la cultura grecolatina y plasmó en los personajes míticos los propios sentimientos, proyectos y frustraciones. Por eso es fácil rastrear su universo interior como una alegoría referida a un héroe, un dios, un autor concreto o un género literario presente en la obra. El libro se estructura en tres partes y una introducción. La primera engloba las alusiones a dioses relacionados con el destino: Poseidón, Narciso, el Hado, las Parcas, la Necesidad y el Azar, las sirenas y Pan. Luego la segunda se dedica a los titanes y a la simbología del sufrimiento: los titanes blancos, Zeus, Cronos, Prometeo, Tántalo y el Tártaro, Helios, Ixión, Heracles y Perseo. La tercera se relaciona más con la literatura y el arte: la épica, el teatro, las matemáticas, la ciencia y la historiografía, la astrología, la filosofía y el Vesubio.
Siempre he sabido que el mundo cabe en los libros, y de alguna forma cada libro es el mundo, como esta música donde reside en parte mi propia mitología sensorial:
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