domingo, 4 de junio de 2023

¿Qué es un influencer cultural?

Hace unos días José Manuel Lucía Megías, director de la sección de literatura del Ateneo de Madrid, me presentó, entre otras cosas, como "influencer cultural" en el homenaje que el Ateneo de Madrid brindó a Javier del Prado (en la fotografía). Es algo que me dicen siempre otros amigos y conocidos. Este viernes examiné a un grupo de alumnos y, mientras los observaba, me puse a pensar un rato en ello. Un "influencer" es el que sube a las redes una foto y a la media hora tiene 30.000 likes, por lo menos. No digo nada de un político o deportista, cuyo mayor mérito es salir continuamente en TV y otros medios. En la actualidad un "influencer" es como un famoso de los que antes salían en TV o en las revistas de los quioscos (folclóricas, actores, pintores, escritores, etc). Si vamos hacia atrás en el tiempo nos encontramos con los "culebrones" televisivos y antes con los "folletines". "Yo no digo esta canción/ sino a quien conmigo va", dijo el capitán de una galera al conde Arnaldos cuando le preguntó, en un arrebato de pasión, por su título (ayer mi hijo se examinó de la asignatura "Literatura española del siglo XV" y estuvimos hablando de ese romance). De forma parecida, Juan Ramón Jiménez escribió al editar el libro "Canción" (1936) que se lo dedicaba "A la inmensa minoría", expresión que hoy conoce todo el mundo. Tiene el mismo sentido que utilizó Ortega para separar a las minorías cultas de las masas ("La rebelión de las masas" 1927, del que yo también aprendí tanto de adolescente). JRJ lo había aprendido de sus maestros, el doctor Simarro y Francisco Giner de los Ríos, el creador y director de la Institución Libre de Enseñanza, dos educadores de "minorías" que más hicieron por sacar a la sociedad española de su "atraso" cultural. Frente a la masa lectora de folletines, esa misma que hoy se queda pasmada ante los llamados "culebrones" televisivos o los posts de los "influencers", JRJ se dirigió a una minoría ansiosa de cultura para mejorar su situación social y la del pueblo, que intentó impulsar la República. Mi recordado amigo pintor Antonio Zaballos me dijo, hace muchos años, que con lo bien que escribía tenía que olvidarme de las novelas y escribir guiones para el cine y televisión. Le respondí que, como siempre, solo me dedico a lo que me gusta y me hace feliz, como crear "atmósferas", meterme en la cabeza de los personajes (lo que aprendí de Galdós, James, Borges o Cortázar y desarrollé leyendo a Cervantes, Sterne y Joyce por decir algunos) y sobre todo lo que más me gusta es vivir y "narrarme" la vida y la historia.
 
En realidad yo también escribo para quien conmigo va, como en el romance del conde Arnaldos, y escucha, conmigo, música como esta:
 

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