sábado, 22 de febrero de 2020

"Un Quijote en el Café Gijón".

A lo largo de mi vida me han asignado todo tipo de arquetipos literarios, desde Ulises hasta el Rick de Casablanca, pasando por Orfeo, Fausto, don Juan, Casanova o Quijote.

Sonia Carmona es una diplomática cubana que siempre me escribe frases cariñosas en este muro, y lo hace desde La Habana. El martes pasado se presentó en la tertulia del Gijón. Se ha reencontrado con el primer amor de su vida y se han casado. Están de viaje por España y el otro día se detuvo en Madrid para conocerme personalmente. Después de darme dos besos y un cariñoso abrazo me entregó un regalo, un Quijote articulado de madera. Y ahí lo he dejado, junto a dos de mis novelas. 

Lo miro mientras me tomo el primer café de la mañana y sonrío. Quizá yo sea más quijote que otra cosa, aunque el de verdad seguramente me esté guiñando un ojo ahora mismo. Después de todo, y como diría Djuna Barnes, la mítica escritora de "El bosque de la noche", el único residuo que no se puede reciclar es la mente humana.

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