Ayer se
nos fue un director de cine comprometido con el bien común y con la
poesía, José Luis Cuerda. Un día antes lo hizo un pensador que escribió
para lo mismo, para lograr la dignidad de la literatura y los seres
humanos, George Steiner. No eran de mi familia, pero formaban un poco
parte de mi vida, con algunos de sus hermosos libros y películas que se
encuentran por casa. Ayer por la tarde volví a rodearme de poesía con
la visita a la tertulia del Café Gijón de la escritora María José Gómez
Sánchez-Romate y su libro de poemas "Piel transitada" (Los libros del
Mississippi, 2019). Un libro de amor y desamor, y del paso del tiempo.
Nostálgico y vivo, transitado por el conocimiento de la lengua por parte
de su autora, que es filóloga, y por la propia vida bien vivida y
sentida. María José es una mujer muy accesible, culta, simpática, que no
rehúye ninguna pregunta y que ofrece siempre las respuestas adecuadas.
Por eso hablamos igualmente de los libros que han influido en su obra y
los que está leyendo ahora mismo o ha acabado de leer, como los de Olga
Tokarczuk, la última premio Nobel, y Edurne Portela, de la que también
habló Pepo Paz. Los tertulianos de nuevo intervieron con conocimiento y
con cariño, incluida la riojana Ana Zangróniz, que venía por primera
vez. Los escritores Andrés Pinar Godoy y Javier del Prado Biezma
estuvieron imponentes, una vez más, en su apreciación sobre la poesía
como género literario. Y salieron a relucir Juan Ramón Jiménez,
Mallarmé, Debussy. Y al final, cuando Almudena Mestre nos acercó a
Javier y a mí al barrio, seguimos hablando de libros. Antes, mientras
esperábamos en la esquina de Colón a que apareciera el coche de
Almudena, no dejamos de hacerlo de Juan Ramón, de "Arias tristes", ese
libro que viajó conmigo a todas partes durante la adolescencia, del
poeta recién casado, del tiempo y el "Espacio", el gran poema de la
literatura española del siglo XX en la línea de Eliot.
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