sábado, 26 de agosto de 2023

"Los extraños".

 

En estos últimos días he hablado varias veces por teléfono con la poeta extremeña Efi Cubero. Lo hemos hecho de literatura. Desde hace años me incluye entre los escritores "extraños", como suele decir ella. Incluso llega a asegurar de mí que soy un tipo profundo, espiritual e intimista, y que mi imagen mundana no es más que una máscara que me pongo para soportar la banalidad que nos rodea. Toda la vida me han dicho este tipo de cosas y nunca he dejado de sonreír porque siempre me he visto un tipo bastante superficial. El caso es que releyendo desde hace días el fantástico libro de Harold Bloom "El canon occidental" (1994) que tanto revuelo causó en su día, me encontré con la palabra "extrañeza" para referirse a lo que "define" a los 26 escritores que eligió para convertirlos en clásicos y canónicos. Para Bloom la extrañeza es una manera de originalidad que o bien no puede ser asimilada o bien nos asimila de tal modo que dejamos de verla como extraña. Quizá por eso el Romanticismo es la suma de la extrañeza y la belleza, algo que se puede extender quizá a toda la literatura canónica. Cuando se lee una obra canónica por primera vez se experimenta un extraño y misterioso asombro, y casi nunca es lo que esperábamos. Leídos la "Comedia" de Dante, "El paraíso perdido" de Milton, el "Fausto" de Goethe, el "Ulises" de Joyce o el "Canto General de Neruda", se observa en común esa cualidad misteriosa, "esa capacidad de hacerte sentir extraño en tu propia casa", dice Bloom.

En música siempre me ocurre cuando Glenn Gould se pone a tocar a Bach. Va por ti, Efi (el último libro que he leído de la poeta, "Solo inclasificable" y que presenté en la Librería Alberti en 2021, tiene mucho de Bach).
 
Va por todos mis amigos "extraños":
 
 

 

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