Matilde y yo nos conocemos y apreciamos desde hace varios años, y viene a la tertulia cuando puede. Ese aprecio también existe entre ella y Almudena Mestre. La semana pasada quedaron ellas dos en una cafetería de la calle Orense y Matilde me envió la primera foto. La segunda es de una presentación en el Planetario de Madrid, y la tercera nos la sacó Matilde antes del verano en la presentación del último libro de Emma Prieto. Cuando Matilde leyó mi última novela dijo una frase que me gustó debido a sus resonancias semánticas:
"Tu Poeta en Madrid me recuerda 8 1/2 de Fellini".
Tras leer estas palabras volví a ver la película. Y ahora reproduzco lo que escribí en ese momento.
"Y se me ocurrió la idea de escribir yo mismo una especie de "auto reseña" a partir de las palabras de Matilde. ¿Quién no ha visto esta película alguna vez?, me pregunté. ¿Qué creador no ha pensado en ella cuando está escribiendo? Recuerdo que un profesor nos la explicó en el colegio después de que la pusieran en la tele, y desde entonces viene en muchas ocasiones a mi cabeza. Al personaje de Mastroianni /Fellini no le gusta la realidad y toda la película la llena de fantasía, que es la propia realidad del cine de Fellini. Lo lúdico es su manera de superar la confusión de esta vida. Nos encontramos ante un monólogo lírico donde se mezclan la verdad, la realidad, los sueños, los recuerdos y la fantasía. La idea es expresar la confusión del mundo mental del personaje interpretado por Mastroianni y para conseguirlo la cámara de Fellini se mete literalmente en su interior, como supongo que Matilde habrá visto con mi personaje de Gabriel Relham. Y así se avanza por la mente del director de cine como se avanza por la mente de mi escritor madrileño a la hora de ver sus fobias, manías, obsesiones y sueños. Si Fellini no se conformó con hacer cine, y también quiso ser "el cine", quizá Matilde haya querido decir que yo también he querido ser "la literatura" con mi poeta en Madrid. Después de todo, como dijo Proust, cada lector cuando lee se convierte en el propio lector de sí mismo. Además, la vida es una fiesta y los seres que nos rodean merecen nuestro cuidado, respeto y absoluta devoción".
Y ahora me marcho caminando a la Universidad atrapado por el mundo creativo de Fellini y la música de Nino Rota:
Espero
que este "hombre que se parece a Al Pacino" dé lugar a otra frase de
Matilde al menos tan cinematográfica. Siempre he pensado que ser
escritor no es vender millones de ejemplares, salir en la tele y hacerte
rico. Para eso jugaría a la lotería (algo que no he hecho en mi vida) o
haría la pelota a las personas adecuadas para que me regalaran premios,
subvenciones y esas cosas. Para mí ser escritor, entre otras cosas, es
poder permitirte tener lectores inteligentes con los que dialogar
durante unas horas entre las páginas de un libro.
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