viernes, 29 de diciembre de 2023

"El segundo círculo de Dante".

Hacia este lugar señalé el otro día con la mano derecha, al círculo de los amantes Tristán e Isolda, Paolo y Francesca. Donde también se encuentran Semíramis, Dido, Cleopatra, Helena, Aquiles, Paris. Francesca de Rímini le cuenta a Dante cómo ella y su cuñado Paolo se enamoraron locamente, y después murieron de manera violenta, en el nombre del Amor, a manos de su esposo Gianciotto Malatesta. Ella añade que este acto de amor fue "inspirado" por la apasionada historia entre Lancelot y Ginebra (episodio esculpido por Auguste Rodin en El Beso). 
 
Para Dante el amor es una fuerza pura, y yo siempre he pensado lo mismo. Cada vez que voy a París me siento durante un par de horas en el jardín del Museo Rodin. Y sé que no tardaré en encontrarme con "el beso". Me tomo un café au lait y observo las esculturas de Rodin. Un hombre y una mujer se besan; a la actitud mesurada de él, cuya espalda está casi paralizada y cuya mano izquierda apenas se atreve a atraer a la amada, responde un compromiso abierto de ella, que se acerca y lo abraza sin dudarlo. La obra llevó durante un tiempo el título de "Francesca de Rimini", pero la desnudez de las figuras y la ausencia de cualquier detalle la ha convertido en una alegoría del Beso, título que le atribuyen definitivamente el público y la crítica. Sin ningún contexto histórico, esta obra es ya un símbolo universal del amor.
 
¿Cuántas veces habré escuchado esta música?
 
Está claro que sé dónde está el Grial.
 

 


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