En el verano del año pasado comenté, ante esa fotografía, que las tertulias literarias se pueden hacer en cualquier sitio; en realidad lo único imprescindible son personas que quieran y necesiten hablar de literatura. Y eso mismo es lo que ocurrió en ese lugar, cerca de una cafetería donde se preparaban golpes de estado y donde los estudiantes corrían delante de los grises en esas manifestaciones anti franquistas que yo no llegué a conocer, pero que surgieron en la Universidad. Justo quería que Javier le hablara de las obras más importantes de Juan Ramón Jiménez y Machado, en concreto de "Diario de un poeta recién casado" y "Campos de Castilla". Y yo los dejé hablar, mientras pensaba en el padre Plaza, aquel profesor que tuve de adolescente y al que dediqué mi novela "Poeta en Madrid", y que en el examen final de Literatura solo me pidió que escribiera un cuento.
Este martes Javier del Prado nos hablará de la "Poeticidad" de su obra y en realidad de lo que quiera porque sus 83 estupendos años de vida se lo pueden permitir. Será en el Café de Casa Manolo, a las 18.30, en la calle Princesa 83, muy cerca del lugar de la fotografía. Y seguro que le interrumpiré un montón de veces porque me tomo la vida con pasión.
Este concierto de Brahms que nos gusta tanto a los dos es para su padre; fue la última música que escuchó. La versión es de Leonard Bernstein. Su película que se acaba de estrenar en Madrid incide en su vida privada, en la relación con su mujer y con el hombre del que se enamoró. Estas cosas me aburren bastante. Siempre he pensado que la gente se puede acostar, y enamorar, con quien le dé la gana, pero el arte y la genialidad son otra cosa.
La gran música, como la gran literatura, son otra cosa:
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