La vida va pasando, pero ahí siguen ellos, con los 17 y 18 años de la fotografía. Me gusta observarlos en clase mientras les hablo de la vida, de su vida, de la mía, de la vida de los otros. Son agradecidos y nunca van a olvidar algunas cosas que les cuento. También saben que aprendo de ellos, de lo que piensan, de lo que les sucede, de sus sueños. Dentro de unos años me los volveré a encontrar por la calle y me llamarán y nos abrazaremos.
El otro día me subí a una silla para hacer las fotos, como Mr. Keating subido a la mesa para hablar de poesía y de la vida, con el que me han comparado tantas promociones de alumnos. La silla se movió un poco, pero no me caí:
Y recordé lo que dice Robin Williams en la película: "El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando al compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida".
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