martes, 26 de diciembre de 2023

"Hagamos el amor y no la guerra".

Mientras ayer tomaba el sol en una playita de cantos rodados, en el día de Navidad del 2023 que se nos escurre entre los dedos, pensé que me hubiera gustado ser un jipi de los 60. Aquellos jóvenes que se iban a amar a Ibiza y a Tenerife, a Marruecos y la India. Aquellos que quisieron cambiar el mundo con las revueltas universitarias de Berkeley, París y Praga. Y de paso no me hubiera importado escribir "La insoportable levedad del ser" para ti.
 
Ya me entiendes.
 
Soy de los que todavía se narran la vida y se cuentan historias, es cierto, te lo aseguro, casi como se cuenta el Génesis, un Mito o una Religión. Ya sabes que soy antimilitarista, como he contado en mis novelas 'La paz de febrero' y 'Entrevías mon amour'. Y que siempre he elegido hacer el amor, pasarme media vida haciéndolo, y la otra escribiendo, estudiando, viajando y dando clase, como he contado en las otras novelas y libros de cuentos (también en los científicos). Ya te he contado alguna vez, tal vez en "nuestra" cabaña, que todo comenzó en la Universidad de California en Berkeley, donde di clase una primavera con mi amigo Carmona y algunos otros amigos de la Universidad.
 
En esa época las chicas llevaban flores en el pelo y Scott McKenzie cantaba el himno jipi por excelencia:
 

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