miércoles, 3 de julio de 2024

"Pipes of peace".


 
Poco a poco estoy leyendo los libros que han llegado a mis manos durante los últimos meses y que no he podido leer con tantísimas clases. Cada libro que me llega es como una pieza más del tesoro que supone la cultura de la humanidad. Todos los que valoramos ese objeto llamado "libro" somos felices al menos unos instantes, unos minutos, los días en que abrimos y cerramos sus páginas. Yo sigo recordando algunos veranos de mi adolescencia dentro de los "Episodios Nacionales" de Galdós, cuya lectura me llevó a varios momentos inolvidables de mi vida. Entre sus miles de páginas hay mucha paz, pero también mucha guerra, como en la obra maestra de Tolstói.
 
Ayer por la tarde me senté en una terracita, y Antígona vino a mi encuentro y se sentó a mi lado. La poeta, narradora y artista gráfica Julia Otxoa (San Sebastián, 1953) defiende la palabra, y lucha para que no desaparezca entre las guerras y el olvido. Y ha escrito "Bajo los astros de la repeticion" (Averso, 2023), una reflexión simbólica sobre la barbarie en la que vive sumida la humanidad desde sus orígenes. En sus páginas participan desde Aquiles hasta Arendt con el fin de describir la violencia o los efectos éticos y morales de la guerra. Con la misma Arendt se pregunta, "¿qué hay en el lugar que ocupaba el lenguaje? /tan solo carne visitada por el desastre del silencio" (p. 18). Quizá haya que "nombrar la herida para evitar la repetición del dolor" (p. 25) y decir a Hugo von Hofmannsthal que "no puedo prescindir de la palabra" (p. 26).
 
Este es uno de los poemas completos del libro:
 
"Desvanecida" (pp. 16 y 17):
 
"Mientras Vasili Kandinsky inauguraba con su pintura
el arte abstracto,
en Europa estallaba la Primera Guerra Mundial,
luego vino la segunda,
y el poeta René Char escribió aquello de:
 
«¡Oh Historia! El mundo ha caminado tanto
desde tu llegada,
que no es más que una vasija de huesos,
un voto de crueldad.
¡Oh, dama desvanecida, sirvienta del azar...!».
 
Vivimos un siglo bárbaro.
 
Pero ¿cuál no lo fue?
A lo largo de la historia de los hombres,
los asuntos de nuestra condición
han sido llevados siempre a lomos de la violencia y la intolerancia.
Nuestros armarios han estado más de una vez
llenos de muertos.
 
Con orgullo hemos arrojado a las llamas
los grandes libros del pensamiento,
ignorando la vida,
alzándonos sobre nuestras propias ruinas
con el aroma de las cosas
arrancadas.
 
Todo parece indicar
que extraños Homo sapiens bajo la bóveda del cielo, envanecidos, ebrios de desconocimiento,
vamos con mucha prisa hacia ninguna parte".
 
Esta es una interesante entrevista que le hizo Ángeles Encinar, una catedrática de literatura con la que he coincidido en algún tribunal de tesis, y que nos permite conocerla mejor:
 
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Este miércoles, como siempre, me tomo el primer café escuchando música, una de las canciones de Paul McCartney. Es una oda a la paz y a la humanidad compartida, reflejando el espíritu pacifista de McCartney y su compromiso con causas humanitarias. El video musical, dirigido por Keith McMillan, recrea el famoso evento de la tregua de Navidad durante la Primera Guerra Mundial, donde soldados británicos y alemanes se unieron en la "Tierra de Nadie" para celebrar la festividad. Yo también soy de los que piensan que la palabra, de una canción o de un libro, puede dejar fuera la violencia sin que Antígona tenga que morir. 
 
Supongo que Julia Otxoa estará de acuerdo conmigo:
 

martes, 2 de julio de 2024

"El soneto XXIII de Garcilaso y un ballet de Chaikovsky".


 
"En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
 
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
 
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
 
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre".
 
Con este soneto que releí ayer paseando por el Retiro os doy las gracias por los comentarios que escribisteis al post del carpe diem. Garcilaso recrea dos tópicos clásicos, "collige, virgo, rosas" (coge, doncella, las rosas de la vida), y el "carpe diem" (disfrutad ahora). Así se invita a los jóvenes a gozar de la vida antes de que el tiempo acabe con todo. La amada aparece descrita de modo impresionista, a través de unos rasgos que remiten al ideal de belleza femenina del Renacimiento: la tez sonrosada, la mirada brillante, el cabello rubio, largo y suelto, la esbeltez del cuello.
 
Y la música de mi primer café, "La bella durmiente", de Chaikovsky, que tanto me emocionó cuando lo escuché por primera vez un verano de mi adolescencia. Es una de esas músicas que siempre me recuerdan la vida, como el poema de Garcilaso, que me trae Toledo y mis primeros viajes en tren hacia una ciudad de la que me enamoré mientras me enamoraba del amor:
 

lunes, 1 de julio de 2024

"Carpe diem".

 

Hacía un siglo que no paseaba por el Botánico por el simple hecho de pasear, sin buscar nada, para "perder el tiempo", buscando las sombras de los árboles y el ruido de las fuentes. De joven era uno de mis paseos habituales para leer el último libro que me acababa de comprar en la Cuesta Moyano. Recuerdo dos libros de aquellos que paseé bastante por allí y que regalé mucho en su día, "El siglo de las luces" y "Rayuela". Ayer me dio por buscar el árbol que utilicé como nombre para la protagonista de mi novela "Vivir es ver pasar", Melia Azedarach. Sin embargo, no lo encontré, aunque me saqué una fotografía delante de uno que me gustó por su valor semántico, el Carpinus betulus, el carpe blanco o carpe europeo, conocido solo como carpe. Lógicamente, me recordó la oda mítica de Horacio, de la que me examiné cuando hice la carrera de Teoría de la Literatura en "Tradición clásica". El catedrático de Latín, Vicente Cristóbal, nos preguntó por los poemas que se habían referido al "Carpe diem" a lo largo de la historia, desde el inicial de Horacio. En la mitología romana, Leucónoe es una hija de Neptuno y de Temisto. Su nombre significa "de mente blanca".​ 
 
"Carminum I, 11".
 
"No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a ti y a mí, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea este el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos escollos.
Sé prudente, filtra el vino
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana".
 
Quinto Horacio Flaco nació en Venusia, hoy Venosa, Basilicata, en el 65 a.C. Fue el mayor poeta lírico y satírico de su tiempo en lengua latina. Los principales temas que trató en su poesía son el elogio de la vida retirada en "Beatus ille" y la invitación a gozar de la juventud en "Carpe diem", retomados por Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León. Murió en Roma el 8 a.C. Mi mente me lleva entonces a Pedro Salinas y al proceso de estilización literaria de "La voz a ti debida", que en mi literatura plasmé en los "Cuentos de los viernes". Pienso en Omar Khayyam, cuando nos dice: "Puesto que ignoras lo que te reserva el mañana, esfuérzate por ser feliz hoy. Coge un cántaro de vino, siéntate a la luz de la luna y bebe pensando en que mañana quizá la luna te busque en vano".
 
En fin, la vida como la literatura: