martes, 30 de julio de 2024

"Una mujer sofisticada".


 
El otro día mi amiga y tertuliana Begoña Garcia Moreno me envió un mail donde me comentaba que le había hecho ilusión conocer a un ex alumno mío que ahora tenían como becario, de prácticas, en el despacho de abogados donde trabaja. 
 
La secuencia fue, más o menos, así:
 
"Ayer hablé por primera vez con él y me contó que estudia Derecho y ADE en la Universidad. 
 
Le dije:
 
- ¡Anda! Pues quizá conozcas a Justo Sotelo.
 
Se le iluminó la cara, y me dijo que sí, que fuiste su profesor en 2°. Me comentó que eres un profesor "genial", con muchísima cultura y conocimientos y que también eres escritor. Me sentí muy orgullosa de poder decirle que tengo la suerte de conocerte y de verte todas las semanas porque voy a unas tertulias que organizas. Me pidió muy sonriente que te diese recuerdos. Se llama Ignacio Pacheco. En fin, quería contártelo".
 
Conocí a Begoña en septiembre del 22 en una presentación en la biblioteca del Retiro. Me fijé en ella, nos hablamos, le comenté que hacía una tertulia literaria y desde entonces no ha faltado a la cita, a pesar de que este año le cambiaron el horario y suele llegar tarde. Mientras me tomo el primer café de una mañana azul de verano, entre el desierto y el mar, y escribo este texto, observo la primera y la última fotografía de Begoña en nuestra tertulia, en la terraza del Café Gijón, en octubre del 22, y a mediados de este junio en Casa Manolo, cuando Javier Del Prado Biezma nos habló de su último libro. Begoña me parece una persona sofisticada. Cada vez que aparece por la puerta se pide una copa de vino y me sonríe. Como le dije al responder su mail, mi ex alumno y ella se han encontrado porque las personas encantadoras siempre lo hacen, además sin buscarse.
 
La música de hoy solo puede ser sofisticada:
 

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