sábado, 10 de mayo de 2025

"El doble en la literatura".


 
En la página 49 de mi tesis doctoral de literatura que leí en 2012 en la Universidad Complutense (que luego convertí en un ensayo) y que ya se ha descargado más de 15.000 veces en todo el mundo, con el título de "La semántica ficcional de los mundos posibles en la novela de Haruki Murakami", se puede leer: 
 
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La temática estructural del doble se encuentra en la base de muchos relatos debido a su tensión semántica interna. El doble ha sido un tema popular en la literatura oral y escrita desde la Antigüedad hasta el Surrealismo, y en la actualidad está muy presente en la novela posmoderna. Octavio Paz expresó la angustia del ser humano en la búsqueda del “otro” que es él mismo; su soledad se produce al estar separado de su ser, ya que es “dos”. “Todos estamos solos porque todos somos dos. El extraño, el otro, es nuestro doble. Una y otra vez intentamos asirlo. Una y otra vez se nos escapa. No tiene rostro ni nombre, pero está allí siempre, agazapado. Cada noche, por unas cuantas horas, vuelve a fundirse con nosotros” (Paz, 2004: 134). (Ver también Umbral, 1998: 11). 
 
El tema del doble tiene un papel primordial en la semántica de los mundos posibles. El hecho de pensar o hablar de alguien no supone hacerlo únicamente de su existencia real, sino sobre las “posibles trayectorias de vida que él o ella podría seguir o pudiera haber seguido. La semántica de los mundos posibles es una teoría de razonamiento e imaginación que asigna innumerables dobles a cada individuo” (ver Doležel, 2003: 265). Doležel alude, de esta forma, al carácter de compatibilidad de los agentes que entran en los mundos posibles y al concepto de identidad personal. Las manipulaciones de esas dos características originan tres temas distintos (que no dejan de tener varios aspectos en común): el tema Orlando, el tema Anfitrión y el tema del doble propiamente dicho (...)
 
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La fotografía es de ayer mientras anochecía sobre Madrid, con mis amigos Almudena, Miguel Ángel y Álex, además de Paqui y mi doble, en El Atómico, una de las tabernas más entrañables y antiguas de Argüelles. Mi doble es más guapo que yo, pero le gusta Wagner tanto como a mí:
 

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