Sin embargo los miembros de mi tertulia no nos perdimos y fuimos a la presentación del último libro de poemas de mi papi literario. Y así escuchamos atentamente a la arquitecta María José Muñoz Spínola y al profesor y poeta Pedro López Lara. Y después a Javier cuando nos habló del poeta total y del síndrome de Adriano (ese viajero que se quiere llevar a su casa todas las cosas hermosas que ha encontrado en el camino), y hubiera seguido hablando varios días sin parar, pero nos tuvimos que ir a las 8. Y para recuperar fuerzas le habría tenido que invitar a unos callos y unas mollejas. Ni siquiera me dio tiempo a montar un poco de jaleo, como hago siempre en nuestras tertulias, para discutir sobre el mar y los peces, es decir, sobre la forma y el fondo de la literatura, los personajes y la voz poética, el tiempo y el espacio, en fin, esas cosas tan divertidas de la creación artística, ya que si no nos divertimos ni hay creación ni hay nada. Sin embargo no apareció el ejemplar que me dedicó Javier, así que alguien se habrá quedado con sus palabras de amor hacia mí.
Ya que el libro se refiere a su visita a Brasil en los 90, ahora me tomo un café escuchando una música brasileña que me gusta mucho:
En cierto momento, Javier se lamentó de que había sido un "poeta enterrado" durante cincuenta años por el profesor que también había en él. Creo que tiene que estar feliz a estas alturas de su vida, pues ha conseguido ser un "poeta total", como su querido Juan Ramón, y eso no se lo digo a todos.
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