Tarantino me aburre soberanamente.
Me gusta el cine
contemplativo, lento, complejo, profundo, ese tipo de cine que aspira a
ser el Séptimo Arte. Por eso me gustan Erice, Tarkovski, Ford, Welles,
Kubrick, Hitchcock, Bergman, Dreyer, Angelopoulos, Kieslowski. Es un
cine que trata con respeto intelectual al espectador y le cuenta cosas
sobre la historia del ser humano y la propia evolución del arte.
Tarantino tiene una película excelente, la primera que hizo "Reservoir Dogs", y luego
se acabó. Su célebre "Pulp Fiction" se termina en cuanto armas en tu
cabeza el rompecabezas del guión. Hace poco la intenté ver de nuevo en
video y me fui de paseo a la media hora. Tarantino siempre ha querido
ser Sergio Leone, otro director aburridísimo hasta que consiguió crear
una obra maestra, "Érase una vez en América", un título demasiado
parecido a esta película de Tarantino que ha llenado las ciudades de
carteles, y no solo en España, como he podido comprobar. ¿Es que en el
mundo no se hace más cine que este? ¿Seguimos hablando de dinero y de un
capitalismo salvaje que lo domina todo, incluso el arte y el cine?
Mis dos películas favoritas de 2018 son "Cold War" y "Roma". Y las de
2019 "Largo viaje hacia la noche" y "El peral salvaje". Son películas
polacas, mexicanas, chinas, turcas. Y esto me lleva a pensar también en
la literatura. El futuro del arte en general no está ni en Europa ni en
Estados Unidos, ni por supuesto en manos del dinero.
Tengo que seguir pensando en ello.
Tengo que seguir pensando en ello.
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