miércoles, 28 de agosto de 2019

"Los últimos pueblos vírgenes".

Leyendo cosas para una asignatura sobre ecología y medio ambiente de la que voy a hablar a mis alumnos de la Universidad a partir de la semana que viene, me he encontrado con un centenar de pueblos indígenas de los que conocemos su existencia, pero no tienen contacto con ninguna población fuera de su grupo. Están en algunos lugares de Sudamérica, Nueva Guinea y el archipiélago de Andamán, en el Índico.

La introducción de enfermedades es la principal causa de su muerte, pues no han desarrollado inmunidad contra virus como la gripe, el sarampión, la varicela o el resfriado. Llevan viviendo en su tierra muchas generaciones y seguirán ahí si nosotros los dejamos en paz. Tienen lenguas propias, son los herederos de sus bosques y los depositarios de formas de vida ya casi desconocidas para nosotros. Y me refiero a sus conocimientos sobre el entorno, sus modelos de adaptación al medio, sus formas de aprovechar los recursos naturales, su sabiduría sobre animales y plantas, su respeto y empatía con el mundo que los rodea.

Supongo que tampoco conocen los nombres de Trump y Bolsonaro.

Como dice la campaña antirracismo de Survival International, la ONG que lucha por los derechos de la población indígena del mundo: "Sin estrés, sin bombas, sin hambre, sin mendigos, sin cárceles, sin comida basura, sin contaminación, sin deuda externa... y los llamamos primitivos". 

El siguiente video está rodado por esta ONG y lo protagoniza José Carlos Meirelles, que forma parte del Departamento del indio de Brasil. 

https://player.vimeo.com/video/297951934

(¿Si no hablamos de estas cosas a los jóvenes, de qué vamos a hablarles? ¿De poder, de dinero, de triunfo, de que nos gastamos mucho dinero en pensiones con los viejos de los países ricos, blancos y heterosexuales? ¿De nuestras urbanizaciones de lujo con piscinas, alarmas, vigilantes privados y problemas psicológicos de todo tipo?)

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