viernes, 9 de agosto de 2019

"La última canción".

Empezó siendo un bosque impenetrable que protegía de los ataques de los piratas y las tempestades del Golfo, y después se convirtió en el larguísimo muro desde donde poder contemplar las puestas de sol. La semana pasada una amiga cubana me envió por Wasap un artículo referente al Malecón de La Habana, un lugar que me gusta, aunque tan solo he estado allí una vez. A los pocos días una alumna de hace tres o cuatro años me envió un nuevo Wasap, pero de voz, para recitarme un pasaje de mi novela "Las mentiras inexactas", que había terminado de leer. Curiosamente, volvía a ser sobre el Malecón, un lugar donde suceden algunas de las escenas más importantes de la novela, como la de la página 216:

"Parece ser que tu documento de identidad apareció en el Malecón, dijo Sergio, junto a un cadáver irreconocible. La policía supuso que eras tú, y eso fue lo que dijeron a las autoridades españolas (...)

Como en la isla de la Tortuga, frente a Port-de-Paix o la loma de Tina, recuperó Nora una de sus obsesiones.

Sergio es capaz de viajar a la luna en avioneta para resolver el enigma, dijo Pepe cogiendo a Daniel del hombro (...) ¿Quién murió en el Malecón, porque no entiendo nada?, preguntó Miguel Ángel preocupado. No tengo ni idea, le respondió Daniel. ¿Por qué tendríamos que creer tu historia?, insistió el que se parecía a Jesucristo. No hace falta que lo hagas, dijo Daniel sonriendo, pero sabes de sobra que habrás incumplido el pacto de ficción del buen lector, o del buen oyente (...) Era como si me hubiera bebido toda la barra de la taberna, de todas las tabernas de Cuba".

Por otra parte, no sé cuántas veces habré escuchado este bolero cubano los últimos días.

¿Bailamos?

https://www.youtube.com/watch?v=oewnX6WoO2A



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