Un amanecer en un lugar casi inaccesible,
que resulta difícil de encontrar en Google, un autobús destartalado que
se pega peligrosamente al borde del desfiladero cubierto por la niebla,
unos viejos auriculares y la voz de Plácido Domingo cantando un aria de
la primera ópera de Puccini.
Es una aldea de la Selva Negra donde se celebra la fiesta de compromiso
entre Anna, hija del hombre más rico, y Roberto. Este debe ir a
Maguncia para hacerse cargo de una herencia, lo que inquieta a Anna, que
teme que la olvide. Una sirena seduce a Roberto durante su viaje y la
joven muere de tristeza y se une a las Villis. Estas son novias muertas
antes del día de la boda, que no pueden permanecer calladas en la tumba.
En sus corazones muertos, en sus pies muertos todavía queda ese amor
por la danza que no pudieron satisfacer. Si encuentran a alguien por el
camino debe bailar con ellas hasta morir. El padre de Anna, desesperado
por la muerte de su hija, clama por la venganza. Si la leyenda de las
Villis es cierta, se dice, que Anna se levante de su tumba y, con sus
compañeras, haga justicia sobre el traidor Roberto; así él podrá pasar
sus últimos días en paz. Roberto vuelve a la aldea, más atormentado por
el remordimiento que por el temor a las Villis. Mantiene la esperanza de
que ella viva y le perdone, pero la voz de Anna es la de un espectro.
"Ya no soy el amor, soy la venganza", anuncia al que fue su prometido.
Anna y las Villis le obligan a danzar sin descanso, haciendo oídos
sordos a sus súplicas para que tengan piedad. Y mientras Roberto cae
muerto, las jóvenes espectrales desaparecen. El padre sale entonces de
su casa. "Dios es justo", dice, al ver el cadáver del joven ante su
puerta.
(Es una leyenda eslava que el poeta Heinrich Heine trasladó a Alemania, y que yo cuento en Facebook antes de bajarme del autobús. El paisaje que estoy viendo se lo quedan mis ojos).
(Es una leyenda eslava que el poeta Heinrich Heine trasladó a Alemania, y que yo cuento en Facebook antes de bajarme del autobús. El paisaje que estoy viendo se lo quedan mis ojos).
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