viernes, 23 de agosto de 2019

"Los artistas crean los sueños que sueñan los demás".

Anoche me dormí escuchando o soñando "The Music Makers", de Edward Elgar, una Cantata que utiliza como argumento la Oda del escritor inglés Arthur O´Shaughnessy (1844-1881) donde pretende describir la inspiración del artista. Los dos primeros versos del poema ya lo dicen todo, "Somos los creadores de música / los soñadores de sueños". Los artistas siempre serán los perdedores de la sociedad, por eso son más necesarios que los políticos y los militares.

Estas son las dos partes de la bellísima Cantata de Elgar, interpretada por la mezzo-soprano Lorraine Hunt Lieberson con la Orquesta Sinfónica de la BBC dirigida por Leonard Slatkin, en los Proms del Albert Hall, un lugar del que ya he dicho alguna vez que es de los mejores del mundo para escuchar música, sobre todo en verano:

https://www.youtube.com/watch?v=EixX7n3QAjg&t=64s
https://www.youtube.com/watch?v=Rs8Zk7aPX-k

Y este el poema de Shaughnessy:

Oda.

"Somos los creadores de música,
Los soñadores de sueños,
Vagando por solitarias rompientes,
Sentados junto a desolados arroyos;
Perdedores y olvidados,
Sobre quienes la pálida luna resplandece;
Sin embargo, somos los agitadores e impulsores
Del mundo, eternamente, así parece.


Con espléndidas e inmortales canciones
Construimos las ciudades más grandes,
Y de una fabulosa historia
Levantamos la gloria de un imperio;
Un hombre con un sueño
Puede ir y conquistar una corona,
Pero tres, con el acorde de una canción,
Pueden derribar un reino.


Nosotros en las eras yacemos,
En el pasado enterrado de la Tierra,
Construimos Nínive con susurros,
Babilonia con la risa;
Y ambas fueron derrocadas con profecías
sobre el nuevo valor del mundo;
Pues en cada era existe un sueño que agoniza,
O uno que está naciendo.


Un soplo de nuestra inspiración
Es la vida de cada generación;
Algo maravilloso de nuestro soñar
Inverosímil, aparentemente imposible:
El soldado, el rey, el campesino
Trabajan juntos, como uno solo,
Hasta que nuestro sueño se convierta en su presente,
Y su trabajo esté hecho.


Ellos no ven con asombro
La agradable casa que están construyendo,
No tienen presagios divinos
De la tierra de la cual se marchan;
Pero en el alma de un hombre esto se ha quebrado,
Una luz que no desaparece;
Y su brillo, una palabra que se ha dicho,
Enciende la llama en el corazón de otro hombre.


Y quizá por eso el hoy es emocionante,
Con los pasados finales del día ya realizados;
Y las multitudes están unidas
En la fe a la que se oponen sus padres,
Y desprecian el sueño del porvenir,
Provocando el avance al ir
por el mundo con su alegría o su tristeza,
Del sueño que ayer fue despreciado.


Pero nosotros, con sueños y canciones,
Seguimos incesantemente, sin tristeza.
La gloria aferrándose a nosotros,
De los gloriosos futuros que vemos,
Nuestras almas con música resuenan;
¡Hombres! Que siempre deba ser
Que habitemos, con nuestros sueños y canciones,
Un poco apartados de ustedes.


Porque lejos estamos con el amanecer
Y los soles que no ascienden todavía,
Y sin la mañana infinita
Tú, intrépidamente, nos oyes llorar.
Cómo, a pesar de tu desprecio humano,
Una vez más el futuro de Dios se acerca,
Y ya parte progresivamente la advertencia:
Los del pasado deben morir.


¡Salud! Clamamos en las esquinas,
Desde las orillas espléndidas, desconocidas;
Tráenos tu sol y tus veranos;
Y renueva nuestro mundo como antaño;
Nos enseñarás tus nuevas canciones,
Y cosas que nunca antes soñamos;
Sí, a pesar del soñador que dormita,
Y el cantante que no tiene cantos".


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