Mis amigos
escribís preciosos comentarios cada día en este muro. Ayer me quedé con
esta frase de Carmen Arroba, que está a mi izquierda en la foto
mientras entregábamos un premio de escritura a una jovencísima escritora
en un colegio de Barajas, y yo con mi jersey deshilachado que compré en
una tienda gay de Sitges. El jersey provocó muchos comentarios entre la
gente.
La frase de Carmen es muy corta, pero me ha hecho pensar
un buen rato. Mi mundo es normal y corriente. Un par de cafés por la
mañana y luego la Universidad. Antes y después un poco de música, cine,
literatura, filosofía, arte, ciencia, aviones, muchos aviones, y también
una dosis considerable de sentido del humor. Y champán, por supuesto.
(Me habría gustado añadir que sé cocinar y arreglar enchufes, pero
confieso que Dios no me llevó por tales mundos). No sé quién se empeñó
en dibujarme una vez una sonrisa perpetua en la cara, tanto de alegría
como de ironía y sorpresa ante las cosas que veo y leo por ahí. Supongo
que mi mundo es como el mundo de la mayoría de la gente; por eso
mientras me tomo el primer café del día vuelvo a pensar en la frase de
Carmen. Recuerdo cuando con 7 años y casi 38 de fiebre me puse un abrigo
sobre el pijama y convencí a mi primo (que había ido a visitarme) para
que nos fuéramos a la calle de paseo. Quería acercarme, además, al
quiosco de un par de calles más abajo para cambiar unos tebeos, ya que
los últimos los había leído varias veces. Mi madre nos cogió por la
escalera y, cariñosamente, nos impidió llegar hasta el portal de casa.
Ahora que lo pienso, también recuerdo la tarde en que fuimos a la
fiesta de cumpleaños de una amiga y cuando ya nos íbamos se acercó mi
amiga para decirme que su madre, de más de 90 años, se había pasado todo
el tiempo mirando mi jersey de Sitges y pensando que me lo tenía que
coser, que así no debía salir a la calle.
Lo que no recuerdo es si por fin cambié los tebeos. De haber tenido tiempo habría dicho a la niña de la foto que seguro que, entre otras cosas, empecé a escribir para contar si había devuelvo o no los tebeos. Y que en mi mundo entra y sale el que quiere. Lo único que se trata es de salir diferente a como se entró.
Lo que no recuerdo es si por fin cambié los tebeos. De haber tenido tiempo habría dicho a la niña de la foto que seguro que, entre otras cosas, empecé a escribir para contar si había devuelvo o no los tebeos. Y que en mi mundo entra y sale el que quiere. Lo único que se trata es de salir diferente a como se entró.
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