Javier García es un encantador escritor de Coín (Málaga) al que no conozco en persona, aunque somos amigos desde hace muchos años en esta red social. Es un enamorado de Lisboa y de Fernando Pessoa. El otro día puso la fotografía de mi novela que está leyendo, y escribió lo siguiente en su muro:
"Capítulo IV
Escena 2
Mahler y Beethoven, en la buhardilla, en otro momento. (Están desnudos).
MAHLER: Se reían de ti, supongo que te darías cuenta. Y por eso te morías por dentro cada vez un poco más.
BEETHOVEN: No me molestaban, sus risas me ayudaban a luchar para intentar superarme.
MAHLER: ¿Y tu inmensa soledad?
BEETHOVEN: En eso te doy la razón, estoy solo, siempre he estado solo, inmensamente..."
("Poeta en Madrid". Justo Sotelo. Ediciones Huso. Madrid. 2021).
Y luego Javier añadió lo siguiente:
"Qué delicia de libro, una mezcla de sentencias, de vida, de sentido y sensibilidad, una locura maravillosa que nos trae Justo Sotelo, del que suelo decir que es el último hombre del Renacimiento, por tanto saber, por tanto crear y por tanto sentir".
Y ya que me hacen regalos a mí, me gusta devolverlos. En realidad una de las cosas que más me gustan es hacer regalos.
Después de volver a leer estas palabras, hoy me apetece tomarme el primer café de la mañana regalando a Javier un poema de Pessoa cantado por Mariza, a la que conocí hace un tiempo en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. A Javier y a mí nos gusta la belleza y el sentido estético de la vida, la delicadeza y el buen gusto. Yo amo Lisboa como la ama Javier y los dos amamos a Pessoa y el fado. En mis muchos paseos por Lisboa (aparece en mi novela "Las mentiras inexactas") siempre me he preguntado si me encontraría alguna vez con Pessoa, tal vez en un café leyendo el periódico o en un banco mirando el río.
Sería una manera de charlar un rato con uno de los símbolos de lo que significa ser poeta:
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