Ayer domingo fue un bonito día para releer a Henry James, uno de los escritores que más admiro y que más me ha enseñado sobre el punto de vista.
Leí hace años la que quizá sea su obra maestra "Los embajadores", el choque entre la inocencia americana y la experiencia europea. Es la historia del viaje a París de Lambert Strether, un maduro hombre de mundo enamorado de la señora Newsome, una viuda rica de Nueva Inglaterra. Esta le pide que rescate a su hijo, Chadwick, de las garras de una malvada "europea". Sin embargo, este embajador caerá rendido a los pies de la cultura europea y a nuevas maneras de relacionarse.
Pues bien ayer quise leer de otra forma el libro, aplicando a Genette y tomando varios elementos de Jean Pierre Richard. En primer lugar busqué identificar los motivos de la historia. Se trata de un trabajo que toma en cuenta elementos de lexicografía, estilística, retórica o semiótica, entre otros, con la finalidad de establecer el tema. Así se clasifican los motivos de manera que permitan llegar a subtemas o a temas. En segundo lugar se procede al análisis del material, con la descripción de su paisaje literario. Se trata de demostrar cómo se encadenan los motivos para construir un universo. La tercera etapa es donde se desvela la visión del mundo del autor. Esta es una fase puramente interpretativa y utilicé el método sociocrítico mediante la confrontación de los datos textuales con el contexto de producción de la obra que se analiza. De esta forma leí esta novela desde tres ejes esenciales: captar, comprender y valorar.
Y además escuchando a Brahms, que gustaba mucho a James, con una Hilary Khan sencillamente perfecta:
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