jueves, 25 de marzo de 2021

"Cuando me convierten en verso".

Esto es lo que ha hecho la escritora de Málaga Presina Pereiro en un inteligente poema que dice tantas cosas de mí y eso que no nos conocemos personalmente. Aun así a lo mejor sí que me conoce un poco; como digo siempre, a los escritores se los conoce por sus libros. Sé que ha leído mi novela "Poeta en Madrid" y ha escrito una reseña que todavía no se ha publicado. Además desde este año se ha incorporado a la tertulia on line del Gijón.

"Podría estar viajando de forma recurrente
con boleto dorado a la memoria,
excursión opcional por viejas emociones y
recorrido con fotos sin color a la nostalgia.
Podría, sin estorbos,
recorrer las calles de un Nueva York helado,
girar en las farolas del viejo Buenos Aires,
dar vida a marionetas en el puente de Carlos,
mirarme en el reflejo de un parlamento blanco
a orillas del Danubio
y recorrer Paris,
compartir una absenta con Modi
y hablarle de Picasso,
observar el arte del Moderno Tate, (emocionarme),
pasear el Madrid de Sotelo con Malher y con Relham,
preguntar a Galdós, en la cuesta Moyano,
si era ineludible el fin de Fortunata,
ser la segunda voz de un fado en Barrio Alto
y la emoción del peregrino que alcanza Santiago,
volar y nadar entre algas azules, aquí, cerca de casa.
Oír en Recoleta la calma voz de Borges explicando poemas
y a Mozart dirigiendo esa flauta que es mágica
decir que ayer regresé a Manderley
y sentir que una mosca es mi cuerpo,
enamorarme de Hubbell y de Katie,
ser como eran y olvidar lo que fue doloroso".
 
("Con boleto dorado", del libro inédito "Versos de Alberta Reis", de Presina Pereiro).
 
Me tomo un café y pienso en la música apropiada para este poema. Resuenan muchas melodías en mi cabeza, como la de Waxman que acompaña a la cámara de Hitchcock mientras llega a Manderley, y el jazz de Herrmann por las calles de Nueva York en la película de Scorsese, pero decido quedarme con el final, con Hubbell y Katie, y su historia de amor a través del tiempo y el cine, cuando ella le pasa la mano por el flequillo al principio de la película y vuelve a hacerlo al final, al encontrarse casualmente por la calle después de muchos años sin verse y saber que no volverán estar juntos, pero siempre estarán enamorados:
 

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