Las personas inteligentes nunca triunfan; piensan demasiado y eso no es bueno para el sistema.
- "La mayor parte de los grandes escritores eran tontos de remate. Dostoyevski se jugó el abrigo de pieles de su mujer en el casino, convencido de poder ganar; era incapaz de comprender la ley de la probabilidad. Tolstói prohibía vacunarse a sus campesinos. Céline se refugió en Alemania con los últimos SS. Hemingway se las daba de boxeador... No eran gente brillante".
Estas palabras las dice el protagonista de la película "La caída del imperio americano" (2018), del director canadiense Denys Arcand, que volví a ver ayer por la tarde. Es la tercera parte de una trilogía que empecé a ver de joven. "El declive del imperio americano" es de 1986 y "Las invasiones bárbaras" de 2003.
Pierre Paul es un licenciado en filosofía de 36 años, con un origen humilde, que tiene que trabajar como repartidor (un asunto del que hablo muchas veces con mis alumnos, al estarse sustituyendo en la sociedad actual al proletario por el "precario"). La película comienza con un diálogo en una cafetería con su chica, empleada de banca. Después de las palabras iniciales, ella se refiere a los filósofos y él le contesta que en este caso todavía es peor: "Heidegger era nazi, Sartre estalinista y al final de su vida cantaba las alabanzas de Pol Pot. Althusser estranguló a su mujer. Algo tan lamentable como los políticos, Bush, Blair, Berlusconi, Sarkozy, pobres insignificantes... y Donald Trump..." Ella le replica que 63 millones de estadounidenses lo han votado y él dice. "Lógico, los imbéciles le adoran". Y luego se produce un atraco y el joven filósofo se queda con el dinero, algo que actúa como una especie de Macguffin para hablar de amistad, amor, solidaridad, ecología, medio ambiente, fraude, dinero negro, "escort", paraísos fiscales, corrupción, etc, es decir, del ser humano en estos tiempos.
En este breve reportaje de "Días de cine", de la 2 de RTVE, se habla de la película:
No hay comentarios:
Publicar un comentario