Este martes se ha presentado el libro en el que he escrito un breve texto, y que ha editado el dueño del Café, el escritor Rafael Soler. Y por esto mismo me pasé un rato por allí, y me encontré con amigos y conocidos como Fanny Rubio, Javier Lostalé, José María Merino, Enrique Gracia Trinidad, Carlos Dors, Inma Chacón y Juan Tena, que es tertuliano del Café Gijón y que nos sacó esa foto a Fanny y a mí. Me hizo gracia el comentario de un antiguo camarero, que terminó siendo escritor después de ver a tantos escritores que han pasado por sus mesas desde el año 1887, como Rafael Sánchez Ferlosio o Francisco Umbral. Nos dijo que ellos eran más antiguos que el Café Gijón, que se fundó un año después y que al Gijón la gente va a que te vean y al Comercial a pasar desapercibido. Fanny Rubio me dio clase de la asignatura de "Poesía contemporánea" en la Universidad Complutense, nos hicimos amigos, hemos comido y tomado cafés y ella presentó el año 2012 mi novela "Las mentiras inexactas" en las Cuevas de Sésamo. En el libro del Comercial cuenta su experiencia en el Café, como hacen los casi 80 escritores que colaboran, y yo hago lo mismo, a partir de la recreación de una película de Federico Fellini y mis visitas allí durante la carrera para resolver ejercicios de matemáticas. En aquellos años me leí casi todo Nietzsche. Algunas asignaturas de Económicas me resultaban demasiado sencillas y no quería perder el tiempo, así que por mis manos y mi mente pasaron las ediciones de Espasa de "El nacimiento de la tragedia", "Más allá del bien y del mal", "Aurora","La genealogía de la moral", "Así habló Zaratustra" y "Ecce Homo". Con mis 20 años ya adoraba a Wagner y me interesó su relación de "amor y odio" con Nietzsche. Entonces vi "La walkiria" y "Sigfredo", incluso en versión de concierto, hasta que pude ver las cuatro óperas seguidas.
Son más de 12 horas de música que forman parte de mi vida y que terminan así:
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