miércoles, 29 de junio de 2022

"La perra del hortelano en la casa de Lope de Vega".

Una de las cosas que más me "interesan" de la literatura y el arte en general es cómo "captar" el tiempo en el espacio, y unirlo a la Teoría de la Sentimentalidad que me enseñó García Berrio, en sus clases y sus libros. 
 
Me gusta respirar la atmósfera de los lugares donde nacieron las grandes obras de arte. Me puedo pasar las horas muertas en aquel Café del Chiado al que iba Pessoa a escribir, en el de Dublín donde alguna vez se emborrachó Joyce, esta taberna perdida de las islas de Arán que servía a Yeats para perderse del mundo, en la casa de Rodin en París, rodeado de sus esculturas como "El pensador" y "La puerta del Infierno" (de Dante), o como ayer por la tarde en la casa de Lope de Vega, en la calle donde vivió y murió Cervantes, justo al lado de la casa de Quevedo. Al entrar te encuentras una exposición a la que pertenecen las dos últimas fotografías que he compartido y saqué allí, el retrato anónimo de Lope de Vega y de Santa Teresa de Jesús, con obras de Ribera, Goya, Zurbarán y Velázquez. Se trata de "festejar" el año 1622, cuatro siglos después. Me parece que las grandes obras sugieren la marca del tiempo sobre la sustancia. La intersección entre el objeto y el devenir supone el contenido de la experiencia de la vida, tanto de lo objetivo (lo observable) como de lo subjetivo (la interpretación interna). Seguramente, las obras de arte influyen en nosotros porque las intuíamos y percibíamos antes de conocerlas, y de alguna forma estamos esperando a que lleguen hasta nosotros, y al hacerlo las convertimos en nuestras.
 
Es entonces cuando me pongo a leer y escribir, como ayer, a pesar de que los políticos y policías se empeñen en cortarme las calles. De vez en cuando levantaba la vista de sus páginas, pues un grupo de actores ensayaba "El perro del hortelano" (son las dos primeras fotos), y llegué a escuchar estas frases: "Es del hortelano el perro: ni come ni comer deja, ni está fuera ni está dentro". "Primeramente has de hacer resolución de olvidar, sin pensar que has de tornar eternamente a querer". "Toda es vana arquitectura, porque dijo un sabio un día que a los sastres se debía la mitad de la hermosura".
 
Camino de una terracita a la que voy a menudo porque sirven una horchata que me gusta, no se me iba una canción de la cabeza:
 

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