El escritor habla de un sujeto que
está en los huesos y cabalga a lomos de un caballo cansado por los
páramos de La Mancha a principios del XVII y el lector procura ponerle
un rostro, conferirle una personalidad, y que de esa manera adquiera
cierto sentido en su mente. El primero lleva a cabo un desarrollo
"extensional" de su obra, mientras que el segundo lo que realiza es una
reconstrucción "intensional" de lo que el escritor ha querido decir.
Mágicamente se produce el "pacto de ficción" entre ambos.
Hace un tiempo Inma López Ayala subió esta foto a Facebook. Ella y yo
nos hemos visto solo dos veces. En junio de 2016 pasó por la Feria del
Libro del Retiro para conocerme, pues éramos amigos virtuales en esta
red social desde hacía tiempo. Inma volvió a aparecer en mi vida cuando
se acercó a la tertulia del Café Gijón hace un par de meses. Ese día yo
daba una charla sobre el significado del cuento en esta época posmoderna
y ella quiso que volviéramos a vernos.
Ahí están sus gafas sobre una de mis novelas, precisamente en la página de la dedicatoria. He estado observando la fotografía durante unos minutos mientras me tomaba el primer café de la mañana y he pensado que, como escritor, también a mí me gustaría realizar una lectura "intensional" de lo que veían las gafas de Inma mientras leían mi novela "Entrevías mon amour".
Ser sus gafas durante un instante.
Ahí están sus gafas sobre una de mis novelas, precisamente en la página de la dedicatoria. He estado observando la fotografía durante unos minutos mientras me tomaba el primer café de la mañana y he pensado que, como escritor, también a mí me gustaría realizar una lectura "intensional" de lo que veían las gafas de Inma mientras leían mi novela "Entrevías mon amour".
Ser sus gafas durante un instante.
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