sábado, 29 de diciembre de 2018

"Siempre me han atraído las personas diferentes".

Me tomo un café, me doy una vuelta por Facebook y aparece esta foto. Es la de Miguel Ángel Andés, un genio que murió demasiado pronto y uno de mis grandes amigos.

Lo conocí hace años en las Cuevas de Sésamo, el lugar donde empecé mis tertulias. Algunas veces he hablado de él en esta red social. Pintor, filósofo, narrador, poeta, bohemio. Miguel Ángel me regaló cuadros y me dedicó algunos poemas. Nos reímos mucho en su ático de Lavapiés, tomando el fresco en su terraza y bebiendo vino. 

La noche en la que nos conocimos sonaba una de mis canciones favoritas:

https://www.youtube.com/watch?v=AsKlTtrqj7g

Di las gracias a Manolo, el pianista, y me referí a los cafés bohemios de Saint-Germain-des-Prés, en París (lo más parecido que tenemos en Madrid es el barrio de las letras). En ese momento apareció Miguel Ángel y dijo tan tranquilo, con mucha gracia, que yo era un pijo y un "complutense". Nos hicimos amigos en seguida, claro. Durante varios años hablamos hasta hartarnos de sus autores preferidos, Hölderlin, Blake, Vian, Joyce, Artaud, Camus, Sartre, y aprendí muchas cosas gracias a él.

Terminé convirtiéndolo en uno de los personajes principales de mi novela "Las mentiras inexactas".

La vida, la maravillosa vida.

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