sábado, 29 de diciembre de 2018

"Colette y los 3 tipos de escritores".

Abro un ojo, luego el otro, me tomo un primer café para ver si consigo abrir los dos ojos al mismo tiempo, y me encuentro con el post que ayer escribió en Facebook Javier del Prado Biezma sobre los tipos de escritores. Me suelo detener en sus posts, que siempre me resultan interesantes y entretenidos (reconozco que huyo del aburrimiento como de los filetes de hígado que nos daban nuestras madres de pequeños para desarrollar el cerebro, supuestamente).

Según Javier, hay escritores que escriben su biografía para que su vida sea la novela que justifique el yo. Otros lo hacen fragmentariamente, de forma auto referencial. El yo se convierte así en paradigma de la humanidad. El tercer tipo de escritores escriben su biografía con metáforas, símbolos o conceptos poéticos abstractos en los que la anécdota biográfica se diluye en el texto. A él le gustaría pertenecer a este último tipo, como manera de huir del escritor "narciso" tan de moda en estos tiempos.

Por fin he logrado abrir los ojos, y se me ocurre que existe un cuarto tipo de escritor, aquel que hace lo que le da la gana, con su literatura y con su vida. El otro día vi en el cine la película "Colette" (siempre que hablo de cines me refiero, por supuesto, a esos lugares con moqueta, donde la gente respira cerca de ti, tose, se ríe, se lamenta y luego sale de allí balbuceando qué le ha parecido la película. Y lo mejor es que terminas cenando en un bonito restaurante. Ver películas en casa es como mirar fijamente el microondas o la manera en que se mueve el tambor de la lavadora. Y lo siento por "Roma", que es espléndida).

Gabrielle Sidonie Colette (1873-1954) se crió en el campo y se enamoró de una especie de empresario de la literatura, Henry Gauthier-Villars, apodado "Willy", catorce años mayor que ella. Él la introdujo en el mundillo artístico de París y le animó a convertirse en escritora, aunque al principio firmara sus historias. Se casó dos veces más. Me gusta la descripción del París de finales del XIX y primeros del XX, la interpretación de Keira Knightley y el amor que pone su director en la película, Wash Westmoreland, a pesar de cierto academicismo, sobre todo en la parte más salvaje y erótica de esta escritora. Colette terminó siendo actriz, periodista y guionista, y tuvo relaciones tanto con hombres como mujeres. Su celebridad creció con su novela "Gigi", que Vincente Minnelli llevó al cine.

Colette representa la liberación de tantas cosas cuando casi todo estaba mal visto. Es ese tipo de escritores que se dedica a vivir la vida de verdad, donde la literatura también forma parte de ella, una vida que es mucho más que seguir las reglas, las costumbres y el orden establecido.

Al final de su vida reconoció que había sido muy feliz.



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