Es una comedia sobre la vanidad de los escritores y el afán de mercado de los editores, y además divertida.
Una joven editora de París descubre una novela de enorme calidad en
una biblioteca de la Bretaña francesa formada por los libros rechazados
por las editoriales. Su autor es alguien llamado Henri Pick, un pizzero
muerto dos años antes. Su viuda asegura que su marido jamás leyó un
libro y lo único que escribió en su vida fue la lista de la compra. Sin
embargo, la novela se convierte en un éxito de ventas, y un crítico
literario, escéptico y obstinado, al que le cambia la vida por culpa de
ese libro, se une a la hija de Pick para desentrañar el misterio. ¿Tenía
el autor una vida secreta?
Una película que habla de libros, de editoriales, de programas de TV
sobre libros que tienen una audiencia excelente, solo podía hacerse…,
¿en qué país? Además, son libros vinculados con la literatura rusa,
sobre todo con Pushkin y su romántica vida.
“El misterio Henri Pick”, que es como se llama originalmente, está
realizada como la vieja y maravillosa “39 escalones”, de Hitchcock, o la
no menos estupenda “Misterioso asesinato en Manhattan”, de Woody Allen.
Se trata de desentrañar un misterio, donde el espectador se divierte
viajando de un sitio para otro y descubriendo cosas nuevas. El macguffin
de Hitchcock vuelve a funcionar tan bien como en las dos películas
mencionadas, ahora con un “libro”. Las interpretaciones son espléndidas y
creíbles. Y, dentro de que es un juego, todo funciona a la perfección.
Como dijo Aristóteles en su “Poética”, es preferible lo imposible verosímil que lo posible inverosímil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario