Es lo que ocurrió ayer a partir de un relato de Peter Redwhite,
uno de los jóvenes escritores españoles que me gustan. Con el
comentario de uno de sus profesores de Telecomunicaciones (Peter es
ingeniero), de su maestro de literatura del instituto en Moguer, donde
nació nuestro JRJ, y de dos de sus compañeros de trabajo. Y de mis
amigos, por supuesto, como Zhivka (a la que me encontré por Recoletos antes de la tertulia y con la que charlé un rato sentado en un banco), Javier y Almudena (con los que seguí hablando tras la tertulia en el coche de ella), y Victoria, Antonio, Santiago, Mariwan, Albertina, Ángeles
y las tres Cármenes. Por su parte, Antonio Infante leyó con su profunda
voz de locutor de radio (en la tercera foto) el Prólogo que ha escrito
el músico Elliott Murphy para el futuro libro de Peter, y algunos
fragmentos de su texto a bordo de un tren.
Así comienza el relato de Peter, lleno de miradas, música y cine:
"Ahora, en este tren con destino Madrid, la chica del asiento de enfrente y yo deslizamos el dedo por la pantalla del teléfono (cada uno del suyo) de esa manera que todavía hoy me recuerda a una película de Spielberg ambientada en lo que entonces se suponía que iba a ser el futuro. Todos van con auriculares puestos a mi alrededor. Por los míos (son de los horteras, parecidos a los que llevan los futbolistas al bajarse del autobús) suena el último álbum en vida de Leonard Cohen, "You Want It Darker". A finales de 2016, la noticia de su muerte me hizo pensar en aquello que leí de que los únicos seres vivientes somos los humanos, los mortales: sabemos que dejaremos de vivir y en eso, precisamente, consiste la vida. También recuerdo haber leído que todas nuestras tareas y empeños son formas de resistencia ante la muerte; en, Cohen se declara preparado para morir. Resulta paradójico que, componiendo estas canciones, estuviese en realidad luchando contra un final próximo e irrevocable. Quizá todo esto enlace más con el deseo de perdurar de alguna manera: Leonard Cohen reconocía que, a cambio de enseñarle a vestir bien, del poeta Irving Layton aprendió cómo vivir para siempre..."
Peter tenía pensado poner música a medida que hablábamos de su relato. Sin embargo, casi no nos dio tiempo porque mis tertulias se improvisan, no se preparan. Lo bonito de los trenes es que siempre sube y baja gente, como en la propia vida. Los trenes nos permiten observar la vida, soñarla, pensarla, escribirla.
Y escucharla:
https://www.youtube.com/watch?v=__QErgBEp-U
"Ahora, en este tren con destino Madrid, la chica del asiento de enfrente y yo deslizamos el dedo por la pantalla del teléfono (cada uno del suyo) de esa manera que todavía hoy me recuerda a una película de Spielberg ambientada en lo que entonces se suponía que iba a ser el futuro. Todos van con auriculares puestos a mi alrededor. Por los míos (son de los horteras, parecidos a los que llevan los futbolistas al bajarse del autobús) suena el último álbum en vida de Leonard Cohen, "You Want It Darker". A finales de 2016, la noticia de su muerte me hizo pensar en aquello que leí de que los únicos seres vivientes somos los humanos, los mortales: sabemos que dejaremos de vivir y en eso, precisamente, consiste la vida. También recuerdo haber leído que todas nuestras tareas y empeños son formas de resistencia ante la muerte; en, Cohen se declara preparado para morir. Resulta paradójico que, componiendo estas canciones, estuviese en realidad luchando contra un final próximo e irrevocable. Quizá todo esto enlace más con el deseo de perdurar de alguna manera: Leonard Cohen reconocía que, a cambio de enseñarle a vestir bien, del poeta Irving Layton aprendió cómo vivir para siempre..."
Peter tenía pensado poner música a medida que hablábamos de su relato. Sin embargo, casi no nos dio tiempo porque mis tertulias se improvisan, no se preparan. Lo bonito de los trenes es que siempre sube y baja gente, como en la propia vida. Los trenes nos permiten observar la vida, soñarla, pensarla, escribirla.
Y escucharla:
https://www.youtube.com/watch?v=__QErgBEp-U
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