Es lo que nos dijo ayer un camarero en un restaurante de un muelle pesquero. A primera hora, mientras me tomaba un té con leche en un Café, me llamó por teléfono mi amigo y editor Pepo Paz Saz para charlar un rato sobre la vida, y, tras hablarme del libro ilustrado que está escribiendo sobre Toledo, me preguntó qué me había parecido el suceso de Salman Rusdhie. Lo primero que le dije es que me falta información y que, en cualquier caso, me alegra que el escritor esté mejor al parecer. Supongo que se mezcla el fanatismo religioso con una influencia excesiva de las redes sociales y la falta de madurez de algunas personas.
Ahora
me tomo el primer café de la mañana y me pregunto si será verdad que
los libros siguen teniendo un cierto poder, en el sentido que sea. Y
escucho una canción con Andrea Motis, una delicia de cantante y
trompetista que me recomendó otra buena amiga, Silvia López, ya que no
puedo vivir sin música y sin escribir y sin leer y sin comer o cenar en
un puerto pesquero y sin tomar un té en un bello Café y sin amar y
sentir la vida. Yo no puedo vivir sin vivir.
Supongo que no todos tenemos el mismo sentido de lo que es la felicidad y estamos en verano:
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