lunes, 29 de agosto de 2022

"Un lugar agradable para comer".

En medio de un bosque prehistórico, rodeado por el mar mientras suena Tannhäusser. La niebla se propaga entre los caminos que se pierden en esta selva de laureles, líquenes, brezos, tilos y viñátigos, que componen este vestigio vegetal de la Era Terciaria, de hace 40 millones de años. Así se puede cruzar "La puerta de Tannhäusser", como en este monólogo final de "Blade runner": "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia". Lo supiera o no Rimbaud, es la leyenda del caballero del siglo XIII que visita a Venus y atraviesa la puerta de su mundo, algo que conocía Wagner y he conocido yo dentro de un coche que subía y bajaba montañas a lo largo de tres horas. 
 
Porque yo también he atravesado esa puerta:
 

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