De nuevo se produjo el milagro gracias a la literatura, y gracias a la pasión de los tertulianos y tertulianas por los libros, la amistad y el debate. Me refiero a ellas, Pilar Tarduchy, Almudena Mestre, María José Muñoz Spínola, Juana Vázquez, Begoña García, nuestras dos Cármenes, Concepción Heras Elvira, Concha Galán, Isabel Llorente. Y a ellos, Mariwán Shall, Javier del Prado, Peter Redwhite, Antonio Benicio Huerga, Juan José Moragrega, Oskar Rodrigáñez. También a los que no pudieron estar. Luego vinieron mi amigo y compañero de la Universidad Pontificia de Comillas Javier Ramos, su hijo (con su novia), su mujer Miriam y dos compañeros de la Facultad. Y me dejo para el final a Miguel Ángel Yusta, no solo por su simpatía, sino por dedicar una seguidilla a nuestra invitada (además de invitarme a la manzanilla).
"Me río mucho contigo", me dijo la invitada de ayer por la tarde a la tertulia de Casa Manolo, Laura Gismera, tras acabar la presentación de su novela "Una mujer como tú". "La tertulia me ha parecido una auténtica maravilla", me escribió después por Wasap su editor de Haz milagros, el escritor Javier Puebla. "He disfrutado muchísimo", añadió. Ambos estuvieron estupendos y aceptaron de buen grado mis bromas y el continuo espectáculo que monto, y se monta, cada tertulia a pesar de estar cansadísimo después de pasarme el día dando clase y hablando sin parar. No soy políticamente correcto, la verdad, y trato de desentrañar el libro con algo de gamberrismo y mucha profundidad literaria. Hay que leer a esta escritora no solo por su descripción de la maternidad, de su dolor, de su soledad tras el parto, que habla de la madre y sobre todo de la mujer, o porque sean dos novelas muy bien enlazadas que nos cuentan, en una de ellas, la primera cesárea que se dio en la historia, la pasión de Paolo y Francesca escapados de la Comedia de Dante y, en la otra, lo que puede suceder en el siglo XXI con cualquier pareja, con su amor y con sus rupturas, sino porque es una buena novela, escrita por una mujer y una madre que escribe, pinta y da clase en la Universidad. La "poesía" surgió de Soria, del Monte de las Ánimas, del Cañón del río Lobos, donde transcurre la primera parte de esta novela, lo que inspiró a nuestro Miguel Ángel Yusta para escribir, sobre la marcha, una seguidilla de homenaje a Laura, a Soria y al torrezno.
"Los torreznos de Soria
-qué maravilla-
son manjar exquisito
de gozo y vida.
Quien no lo crea
a la bendita Soria
vaya y lo vea".
Y también nos dio tiempo a mencionar la ópera que el Teatro Real está montando por primera vez, "La nariz" de Shostakovich, cuyos ensayos vio Miguel Ángel como crítico musical. Gógol escribió un cuento en 1836, la historia de un funcionario de San Petersburgo cuya nariz abandona su rostro y desarrolla vida propia. Un joven Shostakovich lo convirtió en ópera y Stalin la prohibió durante 40 años:
Y ahora acabo de ver que Marta, nuestra encantadora camarera, me ha pedido amistad por Instagram. Lo primero que he visto son sus fotografías en Egipto, junto a las pirámides. Marta sigue, en la medida de sus posibilidades, las tertulias cada martes, al fondo, de pie derecho. Y yo pienso que ningún dictador podrá impedir nunca que exista la magia.
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