Me dijo ayer por la mañana mi amiga y tertuliana Silvia López en un Café muy agradable de Majadahonda, "Amasa". Me había acercado a desayunar con ella para firmarle "Un hombre que se parecía a Al Pacino". Por supuesto que me perdí en el camiino hasta llegar a ese sitio desde la Ciudad Universitaria, entre otras cosas porque nunca utilizo GPS y llegué con casi una hora de retraso (mañana contaré algunas reflexiones sobre la apasionante tertulia que tuvimos por la tarde "on line"; fue tan intensa que aún tengo que pensar un poco). Afortunadamente me esperaba la sonrisa de Silvia, que además me invitó a desayunar y me dijo eso de "aquest noi joveneja", es decir, "este chico jovenea". Así que a mí también se me puso una sonrisa en el rostro, jeje. Le pregunté por sus padres (a su madre le gustan mucho las últimas selfies que me hago donde pongo "morritos"), por sus hermanas (en especial por la encantadora Miriam) y por sus sobrinos.
Aún recuerdo cuando escuché con uno de ellos cantar a Pavarotti en un pueblo de Girona del que nunca recuerdo el nombre, pero que está cerca de Olot:
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