Los árboles están preciosos, el cielo azul es el mítico de mi ciudad. La gente sonríe y yo sonrío. Es algo parecido a la tranquilidad del espíritu, a valorar lo que merece la pena. Un beso, una caricia, unos labios que te susurran canciones de amor.
Tú me acostumbraste a todas esas cosas:
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