sábado, 11 de noviembre de 2023

"Ya era bohemio en noviembre de 1991".

Antes de ayer mi último libro se fue a Zaragoza, y Pacino ya está en manos de la profesora y pintora Marga G. Eguidazu. Marga me envió estas dos fotografías a través de esta red social. Me resultó curioso que posara sus deseos sobre este relato de la bohemia de mi vida.

"Ayer por la mañana mi amiga y tertuliana desde hace varios años María Victoria Huertas me envió por WhatsApp una fotografía. Acababa de encontrar por casualidad, entre las páginas de un libro de Richard Bach, unas hojas del boletín de "Sésamo Cuéntame" de las Cuevas de Sésamo, que está en la calle Príncipe de Madrid, nada menos que de noviembre de 1991. En aquel lugar comencé a hacer mis tertulias literarias con poco más de veinte años, pero no llegué a conocer entonces a María Victoria. Y hemos tardado al menos un cuarto de siglo en encontrarnos gracias a que empecé a escribir artículos en el Diario Progresista de mi amigo Antonio Miguel Carmona, Victoria los leyó y me buscó hasta encontrarme. En ese boletín de Sésamo aparecen los nombres de otros amigos que siempre estarán conmigo, aunque ya no estén aquí, como Pepe Utrera, Miguel Ángel Andés, Miguel Nieto y Antonio Zaballos. Las otras dos fotografías que ahora tengo en la mano son también en las cuevas; en la primera estoy con Paqui y la novia de entonces de Antonio, Maribel. En la segunda me encuentro con Antonio y la escritora valenciana María José Castillo. Las dos son de esa época.
Manolo, el pianista, siempre tocaba las mismas canciones cuando me veía aparecer en lo alto de las escaleras. En alguna ocasión también tocó “La bohemia” de Aznavour".
("Un hombre que se parecía a Al Pacino", Pagés editors, p. 162).
......................................

Sí, Marga y amigos que me leéis en este sábado de noviembre de 2023, debo reconocer que me lo he pasado muy bien en mi vida, en Madrid, en París y en todas partes, y me lo sigo pasando. Supongo que eso me pasa por tener un corazón de bohemio que lee libros, va al cine, se para a escuchar a los músicos callejeros, viaja sin ningún destino concreto, quiere entender a todo el mundo (sobre todo a los que no piensan como yo) y por no haber dejado nunca de subir las escaleras de Montmartre:

(Para Luisita, allí donde esté).




No hay comentarios:

Publicar un comentario