sábado, 25 de noviembre de 2023

"De Cundinamarca, en Colombia, hasta París pasando por Matera, en Italia".

Gladys Chicue Castro es una joven amiga colombiana que no puede comprarse tantos libros como le gustaría, pero que me lee siempre como si cada uno de mis posts fueran las páginas de un libro. En el 2018 le envié por correo, cruzando el Atlántico. mi novela "Entrevías mon amour". Ayer Gladys dijo lo siguiente en un comentario en esta red social:

"Qué facilidad tan bárbara para inspirarte, y yo viviendo en una terraza con muchas materas repletas de flores exquisitas, y a lo lejos el galán de un cuento".

El galán del cuento ha pensado esta mañana de sábado en Madrid, mientras ella duerme todavía, que voy a convertirme en parte del paisaje en esa foto que me hice el otro día, un fragmento de la luz, de las hojas, del azul del cielo. No sé vivir sin música, sin literatura, sin amor, sin películas. Tras leer las palabras de Gladys me fijé en la palabra "matera", que es como se dice "maceta" en Colombia. A su vez, Matera es una ciudad troglodita del sur de Italia, cerca de Bari. Es un lugar muy cinematográfico donde se rodaron escenas de “El Evangelio según San Mateo”, de Pasolini, de "La Pasión de Cristo”, de Mel Gibson o el 007 de 2021 “Sin tiempo para morir”. Matera es una ciudad a la que le sobran encanto e historia. Está ubicada en la región de Basilicata, aquel tobillo de la curiosa bota italiana, fue Capital Europea de la Cultura en 2019 y su origen data del siglo III antes de Cristo, y se la considera la tercera ciudad más antigua del mundo. La zona estaba ya habitada en el Paleolítico, momento en el que se establecieron los primeros asentamientos en las grutas de la montaña. En la película de James Bond, además de Daniel Craig, la protagonista femenina es Léa Seydoux, la bellísima actriz francesa que vi por primera vez en "Medianoche en París", de Woody Allen. En la maravillosa película parisina de Allen, el chico se queda al final con ella.

Este es el principio:

Me volvería a pasar un día entero dentro del Museo de Orsay, como la última vez, buscando ser un fragmento de un cuadro de Renoir en esa foto del otro día, y el azul del cielo y la forma de las hojas de los árboles. Para eso soy el galán del cuento que recorre 8000 km a través de la literatura.



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