Me dijo ayer por la tarde mi querido cura Javier Ruiz de Arcaute, al que visité en el hospital tras otra recaída a sus 88 años a cuestas. Fue cuando le enseñé la foto que me había sacado en la Casa del Libro de la Gran Vía de Madrid donde volví a encontrarme el libro de Toumba Haman "Del amor líquido en las novelas de Justo Sotelo", con un prólogo del profesor Javier del Prado.
Y añadió: "Te seguirás haciendo mayor, como nos ocurre a todos, y las mujeres seguirán enamorándose de ti".
Después me dijo que Mikel, uno de sus sobrinos, me lee todas las mañanas en las redes sociales, y no me lo dice (al igual que tanta gente que me lee en silencio, según la teoría que me ha contado Almudena Mestre otras veces, y de lo que acabo enterándome casi siempre más tarde, por casualidad). Después Mikel le lee mis posts. Por eso me dijo también que yo no puedo pasarme ningún día sin escribir algo. Y es cierto, le dije, escribo sin darme cuenta, como otros hablan de política o de fútbol.
Le di un abrazo, me despedí de él, me subí al coche y puse una canción romántica.
Me gusta ser un romántico, del siglo XIX, del siglo XX y del siglo XXI, y más si me canta Gardel.
Ay, el día que me quieras, jeje:
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