Sonrío cuando las veo besarse, no lo puedo evitar. Me da igual que sean una mujer y un hombre, dos mujeres o dos hombres. Ayer vi a bastante gente besándose y sonreí mucho. Supongo que es porque a mí me gusta besar y no me importaría haber sido el protagonista de aquel mítico beso de Times Square, cuando miles de americanos salieron a la calle el 14 de Agosto del año 1945 para celebrar el fin de la Guerra sobre Japón. Uno de ellos fue un marinero que besó espontáneamente a una enfermera en pleno centro de Nueva York, y Alfred Eisenstaedt los fotografió. En 2012 “la pareja” se volvió a reunir para hacerse otra foto.
No me importaría volver a reunir todos los besos que he dado en mi vida.
Me tomo un café, suena esta música y nos ponemos a bailar en la cabaña de nuestros sueños:
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