miércoles, 1 de noviembre de 2023

"Una tormenta de ideas mirándose a los ojos".

Me importan un "comino" los cambios de hora, los presidentes de gobierno egocéntricos, los nacionalismos y localismos de otros tiempos, las princesas Disney, la literatura y el cine comerciales, las series de TV, las fiestas de Halloween, los influencers, youtubers y esas cosas que se escriben en inglés, pero todavía no me aburre discutir intelectualmente (con lo único que es mío, mi cerebro) con los tipos que estudian, reflexionan y preparan sus libros, aunque no esté de acuerdo con sus tesis. 
 
Eso fue la apasionada y apasionante tertulia de ayer por la tarde en Casa Manolo con el escritor Pedro Costa Morata a propósito de su libro sobre la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Que si guerra defensiva, que si guerra económica, que si la culpa es de estos o de los otros. Obviamente, hablamos desde la libertad y la democracia porque vivimos en Occidente, la cuna de Platón y Aristóteles, unos tipos que me caen muy bien. Como es imposible resumir el intenso e instructivo debate, me limitaré a reseñar la presencia, por primera vez, de mi antigua jefa Carmen Alcaide a la que volví a encontrar el otro día por la calle, la de mi ocupadísimo editor y amigo Pepo Paz, la de la también editora Ángela Piedras que estudió conmigo hace años literatura. Y el regreso de Juan Tena del sur, la participación de algunos de los tertulianos habituales que quisieron estar con nosotros, otros amigos de Pedro y la gracia y amabilidad sirviendo copas de Candela.
 
¿Si los intelectuales independientes que no recibimos órdenes de nadie ni cobramos dietas ni subvenciones o cosas de ese estilo por expresar nuestra opinión, no discutimos desde el mundo libre de las ideas y escribimos libros entonces para qué estamos?
 
Hoy es 1 de noviembre y antes en España siempre se representaba el "Don Juan Tenorio" de Zorrilla ya que el último acto se desarrolla en este día (se lo tengo que contar a mis alumnos para que no se nos olviden estas cosas, porque lo de Halloween es algo bastante infantil). Y como me siguen llamando "donjuan", me tomo el primer café de la mañana escuchando la escena de la maravillosa ópera de Mozart en la que el Comendador se lleva a Don Juan al infierno para que pague sus pecados de alcoba:
 
Si es que no somos nadie.
 




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario