viernes, 29 de marzo de 2024

"Aquellos besos de Mallorca".

"Eres un intelectual de los pies a la cabeza, mi estimado Justo; y a diferencia de otros, eres abierto, ameno, empático, y proyectas tu felicidad a los demás".
 
Es un comentario de ayer mismo del poeta y abogado Juan Murillo Castrillejo, que viene a las tertulias de Casa Manolo cuando puede desde Collado-Villalba, nada menos que a 50 kilómetros de Madrid (por cierto, la tertulia de este próximo martes será "on line" y en ella vamos a realizar un homenaje a José Félix Sáenz-Marrero, nuestro arquitecto, escritor y contertulio que nos ha dejado hace solo unos días. También recordaremos al escritor Antonio Mata). Además de dar las gracias a Juan por sus bonitas palabras, le diría que soy un romántico empedernido, y por eso me he sacado esta fotografía en un delicioso jardín romántico. Y ahora me tomo un café (cuando no hay café en los hoteles, me voy por ahí en busca de un bar que esté abierto ya a las 7 de la mañana) y escucho una música romántica. Chopin me acompaña desde siempre, como cuento en mi primera novela, "La muerte lenta", 1995, y nunca me ha defraudado. Anoche mismo me decía en un correo Angels Santa Bañeres, la catedrática de Lleida responsable de que me animara a escribir mi último libro, "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (2023), que si no descanso ni en vacaciones, y yo le respondí que nunca me olvido de vivir, y escribir es una consecuencia de vivir:
 
¿Recuerdas cuando paseamos por la casa de Chopin en Valldemosa y nos besábamos en un jardín como el de la foto y subidos al coche de caballos alrededor de la catedral de Mallorca?
 

 

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