A mí lo que me gustaría saber es quién se llevó a la boca el trozo
relativo a sus recuerdos, esos con los que soñaba unicornios que se
escapaban de una novela o una película, como decíamos ayer. La
imaginación es producto del inconsciente, eso ya se sabe. Y a este paso
me va a salir azúcar en la sangre, entre la tarta de chocolate de Madrid
y el bombón del otro día de Fuerteventura.
¿O todo
es literatura, hasta el inconsciente? En ese sentido recuerdo la obra
de Jean Piaget, el psicólogo y epistemólogo suizo que expliqué varios
años en la asignatura de "Método científico". El desarrollo cognitivo es
cosa suya. En su opinión el protagonista del aprendizaje es el propio
aprendiz, y no tanto sus maestros y tutores, y de esa forma destaca la
autonomía de cada individuo. Este realiza sus propios esquemas partiendo
de la abstracción, ya que todo en la vida es un descubrimiento
continuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario