domingo, 26 de agosto de 2018

"Una reflexión a cuenta de un bombón y una de mis novelas".

El otro día encontré esta foto por aquí. Me hizo gracia tanto por el bombón, como por saber que mi novela "Entrevías mon amour" estaba siendo leída en Fuerteventura por mi amiga virtual Triky Jor Per.

Podría escribir sobre sus consecuencias políticas, éticas e incluso morales, aprovechando que vuelve a estar de moda el asunto del Valle de los Caídos. Sin embargo, no lo voy a hacer, como no lo hice en los cerca de veinte años en que estuve escribiendo esa novela, publicada en 2009. Como he dicho otras veces, tenía que escribirla como un homenaje a mi padre y a todos los que perdieron aquella guerra, cualquier guerra. Era una obligación que me impuse, pero siguiendo unas reglas artísticas. La vida personal de cada uno solo debería interesarle a él y a su familia. El arte es otra cosa. Aristóteles ya habló hace 24 siglos en su "Poética" de las tres palabras esenciales de la literatura, la "verosimilitud", la "coherencia" y el "decoro" (que no tiene nada que ver con su evolución posterior).

Para desarrollar mi argumento, quizá podría leerse el siguiente link. Santos Alonso, uno de los grandes críticos españoles, contextualizó históricamente la novela en "La Revista de Libros", realizó un análisis del lenguaje utilizado y terminó comparándome con William Faulkner, nada menos:

https://www.revistadelibros.com/articulos/entrevias-mon-amour-de-sotelo-la-herencia-de-la-guerra-civil

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