Hace un rato me dirigía
decidido a bajar la empinada cuesta que conduce a una bonita y recóndita
cala cuando he resbalado y he dado con mis huesos en el suelo. Una
sandalia se ha ido a la derecha, la otra se ha quedado en su sitio con
mi pie dentro. Una mano se ha llenado de arañazos, mientras que la otra,
intacta, ha servido para levantarme.
"Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance
le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre,
arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino
que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el
viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al
caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.
Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando
llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él
Rocinante".
como tú!
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