jueves, 9 de agosto de 2018

"París bien vale una misa".

Ya han pasado varios siglos desde que el rey Enrique IV dijera esa conocida frase, pero continúa siendo agradable pasar unos días en París y darse una vuelta, lentamente, por el barrio del Marais. Entrar en el Museo Picasso, uno de los sitios que más me gustan de la ciudad, y tomar un café au lait en el patio interior, dando vueltas a la cucharilla también con lentitud, como si se removiera el mundo, respirando el ambiente, sabiendo que te rodean las obras de uno de los mayores genios que han existido, como esas cabras tan curiosas que no me dejaron fotografiar por más que lo intenté. No se trata de fetichismo, sino de abrir los sentidos de par en par a la creación. Y cenar cerca de allí, a la luz de las velas, y brindar con una copa de vino tinto, por supuesto. Antes de terminar puede aparecer Carla Bruni escapada de una película de Woody Allen, con una guitarra en la mano, susurrando una canción.

https://www.youtube.com/watch?v=ORIHBCMK9oc

En la Medianoche de París todo es posible, incluso que Carla Bruni sea una chica con el pelo corto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario