La ficción no
deja de ser una imagen del mundo de la experiencia y por eso representa
la realidad de alguna forma. La frontera entre lo ficticio y lo real es
imprecisa y permeable, y el límite opera en ambos sentidos. Los poemas
épicos y los mitos acaban por ficcionalizarse, y lo mismo ocurre a la
inversa con las parábolas, las profecías o las novelas de tesis, que
sobrepasan los límites de la ficción y terminan afectando al mundo real.
Las posibilidades de acceso según los elementos compartidos o
compatibles entre los dos mundos pueden ser la identidad de las
propiedades de los objetos comunes -como en la novela realista-, la
coincidencia en el inventario de los objetos -como en la nouveau roman-,
la uniformidad entre las leyes de los mundos y la compatibilidad
lógica, analítica o lingüística existente.
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